Diferencias perfectas


En un día normal, me levanto tarde porque hago tareas y leo en la noche. Pero hace una semana no fue así. Estaba en mitad de mis sueños cuando mi celular sonó. Me levante, un tanto dormida todavía, y contesté. Era una de mis mejores amigas diciéndome que necesitaba hablar conmigo. Como ley de toda buena cómplice, acepté. Quedamos en que vendría a mi casa en la noche, después de que yo saliese de clases.
A las nueve de la noche, comenzó nuestra conversación. Tocamos un sinfín de temas como: los estudios, amigos y amigas, familia y hasta política, pero esa no era la razón por la que ella estaba aquí. Mi amiga quería desahogarse de algo que prácticamente la desesperaba, y que otro tema más que: “hombres”.
Luego de quejas, suspiros y rabia, en una conversación que duró más o menos una hora, llegamos a una conclusión: ¡Nunca vamos a entender a los hombres, ni ellos nos entenderán! Y por lo tanto, ¿Qué podemos hacer? Que más que quererlos.
Mientras le servía un café a mi amiga, recordé que hace algún tiempo recibí un correo en el que decía: “Para hacer feliz a una mujer se necesita ser: amigo, compañero, amante, hermano, padre, maestro, educador, cocinero, carpintero, mecánico, plomero, decorador de interiores, estilista, sexólogo, obstetra, psicólogo, psiquiatra, terapeuta, audaz, muy limpio, simpático, atlético, cariñoso, atento, caballeroso, inteligente, etc., etc. Y para hacer feliz a un hombre se necesita: sexo, comida, cerveza y fútbol ¿Somos o no una ganga? ATT: Los Hombres”.
Así es, pensaba mientras bebía sorbo a sorbo el café, tanto hombres como mujeres exigimos del sexo opuesto una serie de características que lo hagan perfecto o perfecta. Le pregunté a mi amiga:
-          Imaginemos un momento, un mundo donde todos tenemos a la persona ideal, completamente perfecta, ¿No seria tedioso?
-          Creo que sí, demasiado. Me respondió ella.
La cuestión es que somos diferentes, y que mejor que lo seamos, pensaba. De eso se trata y así es como nos complementamos, hombre y mujer son polos opuestos (o no tan opuestos) que se atraen. “Hombres, sinónimo de fuerza, protección, les gusta saber que son necesitados; y las mujeres aparentemente débiles, nos gusta saber que somos apreciadas.”
Las mujeres dicen que los hombres son insensibles. Los hombres dicen que las mujeres somos exigentes. A la final los dos bandos están en una guerra continua, hasta que el hombre muestra su sensibilidad y la mujer deja a un lado las exigencias.
Mi conclusión es simple. Tanto hombres como mujeres, con semejanzas y diferencias, tenemos algo en común: la necesidad de amar y ser amados. Por lo tanto, no creo que sería justo perder esta oportunidad lastimándonos y gastando el tiempo en tratar de entendernos en vez aceptarnos y adaptarnos. 



Comentarios

  1. Exelente... pero creo que tambien exite la tolerancia por que nunca vas aceptar totalmente... asi que esa tolerancia es el espacio que tenemos los dos sexos para darnos cuenta que es lo que podemos cambiar en nosotros para bien propio y el de nuestra relacion.

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